
O sea, que otra vez coche y a salir de la isla atravesando los páramos inóspitos y olvidados de la zona. Pasamos por Fort William, resiguiendo Loch Linnhe hasta llegar a Oban.
Oban es una preciosa ciudad con puerto. Está situada en una preciosa bahía con panorámicas espectaculares de Kerrera y Mull. No hay mucho que ver en esta ciudad pero es un lugar muy concurrido repleto de restaurantes y pubs. Comimos en Oban y seguimos por la A816 hacia la Peninsula de Kyntire. Hacia Tarbert.
Por el camino encontramos un pueblo precioso con vistas a Loch Fyne: Lochgilphead.
Vale la pena pararse en este pueblecito y visitar la iglesia que vemos al fondo. Después, de camino hacia Tarbert...
Allí nos alojaríamos en un castillo...castillo con fantasma.....
El Stonefield Castle.
Este castillo fue construido durante el siglo XIX en un gran parque. Las vistas que tiene desde el restaurante son maravillosas. Incluso hoy en día, este hotel-castillo cuenta con un inigualable encanto. Pasear por sus jardines resultó una experiencia fantástica.
Fuimos a echarle un vistazo y nos acercamos al precioso pueblo de Tarbert, que es la puerta de Kyntire. El castillo de Tarbert está totalmente destruido y recubierto por hiedra. Fue construido por Robert Bruce en el siglo XIV. Después de darnos una estupenda vuelta por este pueblecito nos fuimos a dar una ducha al Stonefield Castle para prepararnos para la cena.
Ya en el Castillo, intenté tomarles el pelo a Pol y a Kike cambiándoles sus cosas de lugar para que pensaran que era el fantasma, pero no tardaron en pillarme... Os pongo unas fotos del interior y el exterior del castillo.
Después de la ducha volvimos a Tarbert. En la Lonely Planet nos recomendaban para cenar el Victoria Hotel y la verdad es que fue la noche que cenamos mejor.
Aunque todavía hoy no sabemos Kike, Pol y yo qué cenamos porque era una especie de marisco con una salsa muy extraña. Quizá que mejor nunca lo sepamos. Pero estaba buenísimo.
Como véis, es un hotel con fachada de color amarillo en el que sirven buena comida, sin grandes pretensiones. Queda frente al puerto y desde sus ventanas puedes apreciar la subida o bajada de las mareas.
Después de la cena dimos un paseo por el pueblo y volvimos al castillo. Sólo quedaba a unos 2 o 3 quilómetros del Victoria. La noche fue tranquila. Pese a la insistencia de Pol, el fantasma del castillo no apareció...
Aunque estamos convencidos que, durante la noche, estuvo observándonos...
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